Comisiones Obreras de la Región de Murcia | 9 diciembre 2024.

25 N

Precariedad, salarios y discriminación de género

  • Artículo de opinión de la secretaria de Mujeres e Igualdad, Anna Mellado en el diario LA OPINION DE MURCIA

El trabajo de los cuidados, impuesto a las mujeres e infravalorado, sostiene el sistema económico capitalista, conservando casi intacta la estructura patriarcal de la división sexual del trabajo, aunque las mujeres lleven siglos incorporadas al mercado laboral. La falta de corresponsabilidad familiar y también empresarial, se manifiesta de forma generalizada, a pesar de compromisos gubernamentales, medidas legislativas y campañas publicitarias. Se ha progresado, pero no lo suficiente para poder afirmar que los cuidados se comparten de forma natural entre ambos sexos. 

27/10/2022.
Anna Mellado Articulo

Anna Mellado Articulo

El próximo 3 de noviembre, miles de delegadas y delegados sindicales de CCOO inundarán las calles de la capital española para reivindicar justicia salarial y dignificar a la clase trabajadora. Pero también para reclamar transparencia y equidad salarial, porque combatir la desigualdad y la precariedad laboral pasa por analizar las situaciones con perspectiva de género, detectar las discriminaciones y erradicarlas.

Las formaciones políticas de derechas y liberales están deseando llegar al poder para acabar con las nuevas medidas sociolaborales progresistas, como los reales decretos que regulan los planes de igualdad, herramientas fundamentales para detectar las brechas de género en los centros de trabajo y tratar de eliminarlas. La patronal dejó de negociar la legislación sobre los planes de igualdad con las organizaciones sindicales y la Ministra de Trabajo, cuando se llegó a la parte en la que se exigía transparencia en los salarios y en la promoción profesional. Es decir, que la patronal manifestó su intención de seguir contribuyendo a la brecha salarial de género allá donde pudiera. Y así lo realizan miles de empresas en España, negándose a negociar planes de igualdad, aun cuando les resulta obligatorio o bien obstaculizando la negociación. Los escollos son siempre los mismos: la falta de transparencia salarial, la reticencia a realizar una auditoría salarial y la presentación de registros retributivos de dudosa elaboración. Ante claras discriminaciones salariales entre mujeres y hombres, es muy preocupante la frecuente negativa empresarial para revertir desigualdades. También ante la imposición de prácticas profesionales discriminatorias, que se intentan justificar de forma absurda, atribuyendo aptitudes en función del sexo de la persona trabajadora. Argumentos y razones que se expanden insidiosamente en los centros de trabajo, sobre todo en aquellos donde la precariedad contractual es la norma, y la discriminación se traduce en complementos salariales que elevan las retribuciones de los hombres por encima de las mujeres, por un trabajo de igual valor. La discriminación hacia las mujeres se extiende a todos los niveles del ámbito laboral, incluidos los puestos directivos: a responsabilidades de igual magnitud, los hombres cobran importantes complementos que quedan en discretos para ejecutivas del mismo nivel.

La brecha salarial de género queda enmascarada con otras prácticas, como la falta de transparencia en el acceso al empleo y sobre todo en la promoción profesional. Por mucho que se formen las mujeres, llegando a niveles de estrés insoportables para conjugar trabajo, formación y cuidados familiares, los mejores puestos, con mejor proyección profesional y mejores complementos, les son inaccesibles. Los criterios por los cuales se adjudican determinados puestos quedan empañados por una opacidad injustificable. La formación y competencia profesional no es una garantía de promoción justa, cuando los puestos se adjudican desde una perspectiva patriarcal, discriminatoria e injusta, que además también perjudica la buena gestión de recursos humanos en la empresa.

Desde que tenemos en España un gobierno progresista, las mejoras en materia laboral y en materia de igualdad son muy importantes.

Desde la Segunda República, no ha habido un contexto histórico en nuestro país con mejores regulaciones y conquistas de derechos para la clase trabajadora y para las mujeres. Pero como siempre, hay que combatir la falta de empatía y de solidaridad de patronales que reclaman subvenciones millonarias a costa de los impuestos que paga la clase trabajadora, a la que luego le regatea unos pocos euros de subida salarial. El dinero de Europa no cae del cielo de Berlín ni del de París, el dinero de las subvenciones a las empresas que dicen pasar penurias, no proviene de un ente místico, el Gobierno de España, que pueda proveer todo lo necesario en rescates bancarios o empresariales sin consecuencias para la población. No. El conjunto de la hucha millonaria es la aportación de toda la clase trabajadora de Europa y de España en impuestos y cotizaciones. Y en momentos difíciles el reparto tiene que ser solidario. Las grandes y medianas empresas con beneficios astronómicos deben contribuir en la mejora de los salarios para acabar con el aumento del empobrecimiento de la clase trabajadora, y tienen que dejar de considerar a las mujeres como un sector laboral de segunda aún más precario. Así que el 3 de noviembre, además de salarios justos, reclamaremos salarios equitativos, salarios iguales por trabajos de igual valor. La injusticia genera conflicto y la buena negociación la paz social.