Comisiones Obreras de la Región de Murcia | 24 abril 2024.

1 DE MAYO 2024

La reforma laboral ha conducido a una economía menos productiva y una sociedad más desigual

    La regulación laboral ha conducido a una economía menos productiva y una sociedad más desigual. Además, la reforma laboral, “desnivelada a favor de los intereses de los empresarios”, ha generado una economía menos productiva y vidas inestables y aplazadas.

    02/12/2021.
    El responsable del Gabinete Económico confederal, Carlos Martín, y la secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo, Mari Cruz Vicente.

    El responsable del Gabinete Económico confederal, Carlos Martín, y la secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo, Mari Cruz Vicente.

    Según se desprende del informe ‘Los costes económicos y sociales de la inestabilidad en el empleo y las reformas laborales de 2010 y 2012’, que ha sido presentado por por la secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo, Mari Cruz Vicente, y el responsable del Gabinete Económico confederal, Carlos Martín.

    La secretaria confederal ha alertado de que España tiene una tasa de temporalidad muy superior a la que hay en Europa: “Las diferencias son abismales”. “No es solo un caso que obedezca a un sector productivo, sino que todos los sectores están afectados por esta alta tasa de temporalidad”, ha dejado claro.

    “Tenemos que centrar esa tasa en la media europea. Los objetivos y lo que estamos tratando en la mesa de diálogo social es ajustar las causas y eliminar las fórmulas de contratación temporal que generan el mayor número de fraude”, ha subrayado Mari Cruz Vicente.

    Por su parte, el responsable del Gabinete Económico ha afirmado que se tienen que restringir las causas de contratación temporal, penalizar más el fraude para evitar la rotación de los trabajadores que se da a lo largo de todo el ciclo económico y dotar a las empresas de un mecanismo alternativo para cuando cae la demanda. “CCOO está en el proceso de organizar el proceso de otra manera y de copiar el modelo de Centro Europa”, según Carlos Martín.

    El empleo temporal afecta a 4,4 millones de asalariados, un 26,3% del total. Este dato constituye una gran anomalía cuando se compara con la Unión Europea, donde la tasa de temporalidad es del 15%. La comparación alcanza niveles aberrantes en la construcción, con una temporalidad del 40%; la agricultura con el 57%, o las actividades artísticas, de ocio y entretenimiento, con casi un 40%.

    Esos 4,4 millones de asalariados temporales se reparten al año más de 20,3 millones de contratos, lo que implica una muy corta duración media de los contratos y una altísima rotación en el empleo. Además, las reformas laborales de 2010 y 2012 han supuesto otra vuelta de tuerca a esta modelo, provocando una devaluación salarial y de las condiciones de empleo más profunda que la que ya estaba operando el mercado durante la recesión.

    Concretamente, en 2019, el año antes de la pandemia y once años después del estallido de la burbuja inmobiliaria, se cobraba un salario real un 6,2% inferior por realizar el mismo trabajo que en 2008, según el Índice de Precios del Trabajo del INE.

    “ECONOMÍA MENOS PRODUCTIVA”

    Recortar las condiciones de trabajo o trasladar el riesgo a las personas trabajadoras, al igual que rebajar los impuestos a los ricos, no solo no ha llevado al pleno empleo, sino que ha conducido a una economía menos productiva, menos generadora de empleo y menos inclusiva.

    El capital ha encontrado maneras de rentabilizarse sin asumir riesgos a través de la financiarización, la privatización de lo público o el logro de una regulación que le permitiera obtener beneficios rebajando las condiciones de trabajo sin invertir, innovar, ni arriesgar. Todo esto se ha traducido en una rebaja de la inversión productiva que ha provocado a su vez una caída en el ritmo de mejora de la productividad.

    Además, el abuso de la contratación temporal ha roto los procesos de aprendizaje orgánico de oficios o el acceso de las personas trabajadoras temporales a cursos de formación en la empresa.

    VIDAS INESTABLES Y APLAZADAS

    La regulación laboral ineficiente y desnivelada en favor de los intereses empresariales no solo ha conducido a una economía menos productiva y generadora de empleo, también ha producido vidas inestables y aplazadas, sobre todo para los jóvenes a los que ha dejado con unas malas perspectivas de futuro.

    La alta temporalidad que padecen los jóvenes, y también las personas mayores de 30 años que se quedan atrapadas en la inestabilidad, unido a los bajos salarios y a las dificultades de acceso a la vivienda (por el rentismo y la falta de un parque público de viviendas), han retrasado los hitos vitales de muchas personas: fin de la etapa reglada de estudios, emancipación (de las más tardías de Europa), reproducción y jubilación.

    La reforma de la regulación laboral en España no se mueve en la búsqueda de un equilibrio entre seguridad y flexibilidad. Plantear el debate en esos términos es un ejercicio de cinismo. Las relaciones laborales en España están profundamente desniveladas en favor de los intereses empresariales gracias a una regulación laboral que propicia una fuerte inestabilidad en el empleo y una importante devaluación de los salarios. Este desequilibrio ni siquiera ha llevado al pleno empleo precario, sino que por el contrario está conduciendo a una economía cada vez menos productiva y más dependiente.